lunes, 18 de octubre de 2010

Vehículo Eléctrico y Transporte Sostenible


El automóvil se ha convertido en un signo de avance de la sociedad, siendo uno de los inventos que más ha cambiado los hábitos diarios y para algunos la libertad personal. Su desarrollo en las últimas décadas ha sido enorme y su peso en la industria, el empleo y la balanza comercial de la economía española es muy significativo. 
Sin embargo una excesiva motorización tiene efectos negativos, tanto desde el punto de vista medioambiental como de dependencia energética del petróleo. En este sentido, las previsiones de calentamiento global y cambio climático, junto con las perspectivas de agotamiento y encarecimiento progresivo del petróleo, hacen necesaria y urgente la transformación de los patrones de movilidad y el desarrollo de tecnologías que permitan alcanzar un escenario de transporte sostenible en el 2020. El sector eléctrico está apoyando el desarrollo de un automóvil sostenible, al igual que lo ha hecho con otros medios de transporte como el ferrocarril, el metro, y el tranvía.


En la Unión Europea de los 27, el sector del transporte supone un consumo de energía final de 377 millones(1) de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep), lo que representa un 33% del total de la energía final consumida. En España, con un consumo de 42 Mtep, este mismo porcentaje alcanza la elevada cifra de un 43%, con el efecto añadido de una dependencia exclusiva del petróleo, el cual procede de unos pocos países que presentan una enorme inestabilidad geopolítica. Gráfic1


Pero después de muchos años la pregunta clave es: ¿se puede concebir un transporte sin petróleo?, sobre todo si consideramos que el 92% de la energía necesaria para este sector depende del mismo. El transporte supone prácticamente el 50% de la demanda de petróleo mundial, correspondiendo de ese porcentaje 40 puntos al transporte terrestre, 6 al aéreo y 4 al marítimo. El automóvil, en concreto, supone casi el 30% de la demanda total de petróleo. Gráfico 2 En el mundo circulan 900 millones de vehículos, de los cuales aproximadamente 30 millones lo hacen por España; casi tres cuartas partes corresponden a turismos. 

La industria del automóvil está viviendo momentos de transformación: la caída de ventas derivada de la actual crisis financiera está sirviendo de catalizador para transformar la fabricación de los vehículos de combustión (en adelante ICE) tal y como la concebíamos.
Los diferentes gobiernos, como estímulo positivo, están promoviendo la subvención directa a la venta de vehículos menos contaminantes y por otro lado, están obligando a los fabricantes a producir vehículos con menores emisiones de CO2 por kilómetro recorrido. El Reglamento CE443/2009 obliga a la reducción de emisiones de CO2, desde un promedio actual de 160g de CO2/Km hasta un objetivo de 95g CO2/Km en el 2020(2). 

Ahora más que nunca, se están teniendo en cuenta los conceptos de respeto al medio ambiente y de eficiencia energética por kilómetro recorrido. Así, la electrificación del transporte aparece como respuesta ante la necesidad de mayor eficiencia energética y de menores emisiones. Es importante identificar cómo la electrificación del transporte puede contribuir a alcanzar los objetivos de eficiencia energética fijados para 2020.
Las perspectivas para la próxima década son de una evolución hacia vehículos de menor coste y tamaño, respetuosos con el medio ambiente y fácilmente manejables en su uso urbano. Este futuro patrón de movilidad sostenible compensará los efectos negativos de contaminación y congestión en las ciudades
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