viernes, 15 de octubre de 2010

Energía y Medio Ambiente

La electricidad es una de las formas de energía más avanzadas. Suministra el 20% de las necesidades mundiales de energía final y se espera que este porcentaje aumente conforme lo hagan las tasas de electrificación y se generalice el uso dispositivos eléctricos, a lo que habrá que añadir, muy probablemente, nuevos usos de la electricidad tales como combustible para transporte.
La producción de electricidad consume el 70% del carbón extraído anualmente en el mundo, así como el 40% del gas natural. Ello libera más de 10 Giga-toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, un 40% de las emisiones totales atribuidas al sector energético. Tanto la necesidad de detener el recalentamiento global como el hecho de que las energías fósiles se están agotando a un ritmo acelerado debido a la fuerte demanda, están ya obligando al sector energético a adoptar una estrategia de corte más renovable y menos contaminante.
A largo plazo, la energía solar se perfila como la solución definitiva debido a su enorme potencial energético (podría cubrir las necesidades energéticas mundiales utilizando tan sólo el 1% de las áreas desérticas del planeta). Por el momento, hay dos tecnologías que pueden generar electricidad a partir de luz solar: las células fotovoltaicas (o paneles fotovoltaicos), que transforman la luz solar directamente en electricidad mediante el uso de tecnologías y materiales bastante costosos (generalmente silicio puro) y la concentración de energía solar, una tecnología de producción centralizada y a gran escala que utiliza espejos para concentrar la luz solar en un fluido que, al calentarse genera vapor que puede ser utilizado para producir electricidad.

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